Texto: Diego Caballo
Fotos: José L. González Luaces
El último Sha de Persia
Mohammad Reza Pahlaví, nacido el día 26 de octubre de 1919 en una casa alquilada por su padre, Reza Jan Mirpany Savadkuhíel, oficial del ejército, en el barrio Puerta de Qazvín, de Teherán, y muerto en El Cairo el día 27 de julio de 1980, fue el último Sha de Persia.
Su padre subió al poder tras el golpe de estado perpetrado el 22 de marzo de 1921, y fue conocido tras su coronación como Reza Sha Pahlaví (1877-1944). Vivió su infancia junto al resto de su familia: su madre, Nimtay Ayromlú, después conocida como Tayolmoluk Ayromlú, sus hermanas Shams, la mayor; Ashraf, que era su melliza, y su hermano Alí Reza.
Su padre fue coronado como Reza Sha, cuando él contaba siete años de edad, en una ceremonia celebrada en el Palacio Golestán para la que le hicieron una corona especial. A partir de entonces, al pequeño Mohammad Reza lo fueron instruyendo como sucesor en el trono y se le reservó uno de los edificios del mismo Palacio Golestán para adiestrarlo en los protocolos y tradiciones reales.
Después completaría su formación en Suiza hasta su vuelta a Irán en 1935 cuando ingresó en la Academia Militar de Teherán, terminando su carrera militar en 1938.
Subida al trono
Su padre fue obligado a abdicar en 1941, quien se exilió en Johanesburgo, donde murió en 1944, por los británicos y los soviéticos, que invadieron Irán temiendo que Pahlevi entrara en la Segunda Guerra Mundial del lado de la Alemania nazi, con la que simpatizaba. En su lugar colocaron a su hijo Mohammad Reza Pahlavi, quien colaboró con los aliados y se mantuvo en el poder hasta ser derrocado por la Revolución Islámica de 1979, cuando se instauró el actual régimen teocrático.
En 1967 fue coronado Emperador de Irán en una ceremonia a la que asistieron personalidades de todo el mundo
Posteriormente, unificó los partidos políticos en uno solo e inició una modernización del país, implantando el sufragio femenino, expropiación de latifundios, tendencia al laicismo… Una modernización denominada revolución blanca que, sin embargo, solo favoreció a una parte pequeña de la población, ya que su política económica facilitaba el enriquecimiento desmesurado de la clase política ligada al poder mientras se empobrecía gran parte del resto de la población, creando grandes diferencias de clases y descontento del pueblo llano, que iría en aumento con el paso de los años.
Con el inicio de la década de 1970 el malestar aumentaría, ya que la gran subida del petróleo que enriquecía Irán no serviría para cumplir las promesas del Sha, que había ofrecido mejoras sociales en esos momentos cuando el país estaba entre los peores puestos en mortalidad infantil, educación y sanidad.
Sus fastuosas bodas reales
El Sha se casó en tres ocasiones:
Primera boda, 1939. Se casó con la Princesa Fawcia de Egipto (1921-2013), hija del del Rey Fuad I de Egipto. Tuvieron una hija, la princesa Shahnaz Pahlaví, nacida el día 27 de octubre de 1940. Se divorciaron en 1948.
Segunda boda, 1951. Contrajo matrimonio con Soraya Esfandiary (1932-2001), hija de Khalil Khan Esfandiary-Bakkhtiari, embajador de Irán en la República Federal alemana, y de su esposa Eva Karl. En 1958 se produjo el divorcio debido a la supuesta infertilidad de la reina, a la que se le otorgó el tratamiento de Su Alteza Imperial la Princesa Soraya del Irán.
Tercera boda, 1959. Se casó con Farah Diba. Nacida el 14 de octubre de 1938, hija de Sohrab Diba, capitán del Ejército Imperial iraní y de su esposa Farideh Ghotbi. La Reina (Farah Pahlaví) se convirtió en Shahbanou (Emperatriz), título creado específicamente para ella en 1967, mientras que las anteriores fueron conocidas como Malakeh (Reina)
Fruto del matrimonio nacieron cuatro hijos:
- Reza Ciro Pahlaví, nacido el 31 de octubre de 1960
- Yasmin Farahnaz Pahlaví, nacida el 12 de marzo de 1963
- Alí Reza Pahlaví, nacido el 28 de abril de 1966. Se suicidó en su residencia de Boston (EE.UU), dejando una hija póstuma, Iryana Leila Pahlavi, el 4 de enero del 2011.
- Leila Pahlaví, nacida el 27 de marzo de 1970. Se quitó la vida el día 10 de junio del 2001, cuando solo tenía 31 años, en un hotel de Londres con una mezcla de cocaína y barbitúricos, según se ha publicado.
El descontento del pueblo sigue creciendo
Al parecer, uno de los motivos últimos del descontento estuvo provocado por la celebración de los 2.500 años del Imperio Persa, celebrado en Persépolis, capital de la antigua Persia milenaria, donde las ceremonias multitudinarias y fastuosas, que duraron tres días y costaron millones de dólares, alimentaron el descontento del pueblo y se incitaron a las revueltas.
Con uniformes diseñados por Lanvin (casa de modas francesa creada por Jeanne Lanvin), comida llevada especialmente desde París servida por Maxim´s, restaurante francés de los más importantes del mundo; importación de 50.000 pájaros, que cruzarían el cielo (los que sobrevivieron), de la milenaria ciudad con aleteo de libertad, tan escasa para el pueblo.
El poder absoluto del Sha, que iba abriendo unas heridas cada vez más profundas debido a la gran desigualdad social, falta de libertades políticas, brecha económica, y el acoso continuo de la temida SAVAK (Organización de Inteligencia y Seguridad Nacional), que asfixiaba y reprimía cualquier voz opositora, daría lugar a su derrocamiento.
Del palacio de oro al exilio itinerante y la muerte
La dinastía Pahlaví ocupó el Palacio Niavaran, un complejo histórico, situado al norte de Teherán, que se compone de varios edificios e inmensos jardines y de él partieron hacia el exilio y la pena.
El Sha y su esposa se exiliaron en diversos países: Marruecos, Bahamas, Ecuador, México, los Estados Unidos, Panamá, Egipto, donde fueron acogidos por el presidente, Anwar el-Sadat, y donde murió de cáncer el Sha el 27 de julio de 1980, y de nuevo Estados Unicos, donde vive su hijo Reza Ciro, quien se autoproclamó Sha en 1981, y Farah Diba pasa largas temporadas cuando no está en París.
Tras el entierro, de ceremonia solemne y grandiosidad, la Emperatriz Farah Pahlaví intentó mantener unida a la familia, pero no les fue fácil adaptarse y del resplandor del oro opulento irían desembocando en las lágrimas provocadas por el suicidio de dos de los hijos.
Farah 40 años después
La viuda Farah Diba, de 80 años, que acaba de publicar un libro-catálogo que recoge su colección de pintura, considerada la más importante de arte moderno occidental, valorada en unos 3.000 millones de euros y compuesta por alrededor de 200 obras de, entre otros, Picasso, Van Gog, Bacon, Monet, Renoir, Miró Warhol, que la emperatriz fue adquiriendo cuando Irán nadaba en dinero gracias al petróleo, para llenar el Museo de Arte Contemporáneo que inauguró en Teherán en 1977, en cuyos sótanos han “dormido” las obras hasta ahora.
“Mi marido quería realmente traer democracia, pero cuando la gente no está educada, ni alfabetizada, eso lleva tiempo,” declaró Farah a The Sydney Morning Herald, según recoge María Contreras en El País (27 de diciembre del 2018).
La revolución islámica de 1979
Con el caldo de cultivo descrito anteriormente, el descontento popular alcanza su punto álgido en 1978 cuando se produjo en el país un proceso de movilizaciones que comenzaron en 1977 y se intensificaron en 1978, a las que se sumaron huelgas y protestas que lograron paralizar el país y que obligaron al Sha a dejar Irán, que partió al exilio el día 16 de enero de 1979 para dar por terminado con la dinastía Pahlaví que, aunque contaba con el apoyo de Estados Unidos y Reino Unido, nada pudo hacer para evitar la instauración de la República Islámica, que actualmente rige en Irán, con el regreso del ayatola Jomeini, que contó con el apoyo de varias organizaciones y con los movimientos estudiantiles iraníes mientras se encontraba en su exilio de París.
Tras ser autorizado Jomeini a regresar a Irán, fue aclamado a su llegada a Teherán por una multitud deseosa de cambio, que incluía la lucha armada por grupos guerrilleros callejeros y tropas rebeldes que lo llevaron al poder momentáneo hasta que los iraníes votaron en un referéndum que convertirían al país en una república islámica el 1 de abril de 1979, aprobando también una Constitución republicana y teocrática con la que Jomeini se convirtió en Guía de la Revolución hasta su muerte en 1989.
Ruhollah Musaví Jomeini
Nacido el 24 de septiembre de 1902 en la ciudad de Jomein (de donde tomó su nombre, a 300 kilómetros al sur de Teherán), y fallecido en 1989, el ayatolá o imán iraní y líder espiritual de la revolución de 1979, que le convirtió en líder supremo del país hasta su muerte, era considerado por las potencias occidentales un líder mesiánico, cuyas iniciativas políticas ponían en peligro la estabilidad internacional.
Desde muy temprana edad fue influido por sus abuelos, ambos clérigos chiitas, que fueron ayatolás y le inculcaron sus convicciones religiosas y su repulsa contra la dinastía reinante a principios del siglo XX, los kayares.
Decía que su familia era descendiente de Mahoma. Cuando tenía 5 meses de edad fue asesinado su padre y fue criado por una tía hasta 1918. A los 6 años empezó a estudiar el Coránn y después ciencias como Matemáticas y Geografía, entre otras.
A los 7 años perdió a su madre y a su tía. Después de la I Guerra Mundial estudió en un seminario islámico en Isfahan. En 1950 fue nombrado ayatolá y en 1964 se exilió por sus críticas al Sha y a su gobierno. Estuvo en Irak hasta que tuvo que abandonar el país en 1978, año en el que se estableció en Francia hasta su regreso a Irán.
Farah, que cumplirá 81 años el próximo octubre, sigue acudiendo a sus citas con la grandeza mundial y no pierde de vista su país, al igual que hace su hijo Ciro, y la revolución islámica, que significó el cambio de una monarquía pro occidental por una teocracia republicana, autoritaria y con importantes conflictos políticos actuales, sigue rigiendo en Irán. El futuro, como siempre, queda sin escribirse.
NOTA: Todas las fotos han sido hechas en el palacio Niavaran, última residencia del Sha y su familia en Teherán, hoy convertida en museo.
