Buenas razones para seguir viajando y temer lo justo a la enfermedad

Enrique Sancho*

Edición: Diego Caballo

Las consecuencias para el turismo por el coronavirus son alarmantes: suspensión de miles de vuelos, anulación de reservas hoteleras, prohibición de desplazarse en algunas zonas de riesgo, anulación o retraso de importantes ferias turísticas (Berlín y París, entre otras), miedo a coger aviones y trenes, suspensión de eventos deportivos, culturales y fiestas quiebras de compañías aéreas y turoperadores... Las consecuencias están claras y son dramáticas, pero ¿lo es la razón que las motiva?

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Por supuesto, se trata del maldito coronavirus, o Covid-19, ese bichito (como dijo una vez un ministro de Sanidad en España) procedente de China, que inicialmente provocó también una especie de “chinofobia” que afectó a clientes orientales de El Corte Inglés, restaurantes asiáticos y hasta tiendas del “todo a 100”. Hoy, por desgracia, ya se puede hablar de “italiofobia”, “coreafobia”, “iraniofobia” y hasta de “españofobia” por parte de algunos países y ciudades, como Israel o Moscú que nos han cerrado sus fronteras.

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Los medios de comunicación tenemos, sin duda, mucha responsabilidad en la alarma que se ha creado, más de la mitad de la información que se da es sobre la epidemia. Acabo de ver en la noticias de portada de los informativos de televisión que se ha detectado una persona infectada en la Comunidad de Murcia... donde viven más de un millón y medio de personas ¡Por favor!

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Aunque por supuesto hay que tomar precauciones y dar la importancia que merece una sola vida, tal vez nos estamos pasando y creando una nueva enfermedad, una pandemia, que más habría que llamar pandemiedo, más peligrosa que el propio virus. Se trata, al parecer, de un virus relativamente benigno pero especialmente contagioso que ha causado, aunque las cifras cambian de día en día, más de 100.000 contagios y más de 3.000 muertos en el mundo. 500 menos de los que mueren un solo día por accidentes de circulación. 3.500 muertos diarios, un fallecido cada 25 segundos, 1,3 millones de personas al año, entre 20 y 50 millones que padecen traumatismos no mortales y la primera causa de muerte entre jóvenes 15 a 29 años.

¿Dejamos de utilizar el coche por ello? No. ¿Dejamos de hacerlo tras haber tomado alguna copa de más, estar cansado, sufrir estrés, seguir los mensajes en el móvil o conducir distraído? No. ¿Pensamos siquiera en que nuestro vehículo puede ser un asesino o un suicida en potencia y que el que viene de frente también lo es? No, claro que no.

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La gripe es más peligrosa... y mortal

¡Ah, pero lo del virus es distinto porque no está en nuestra mano controlarlo! Cierto, tampoco lo está la gripe normal, esa que ocasiona cada año en todo el mundo entre 250.000 y 500.000 defunciones, de acuerdo con cálculos de la OMS. Y que en España es responsable, al menos –las cifras reales pueden ser muy superiores– 6.300 muertos, según el Sistema de Vigilancia de la Gripe en España (SVGE). Esa que hizo enfermar en nuestro país el pasado año a 525.300 personas, entre los casos registrados ¿y cuantos más no registrados porque se padeció en casita sin acudir a médicos ni hospitales? Desde que surgió la epidemia del Covid-19, han muerto en España 20 personas; en ese mismo tiempo, unos dos meses, habrán muerto en nuestro país más de 1.000 personas por gripe común... y más de 300 en accidente de tráfico.

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La tasa de mortalidad de la gripe estacional en España fue del 1,2% la última temporada con datos disponibles, el otoño-invierno de 2018-2019. La letalidad del coronavirus es de entre el 2% y el 4% en Wuhan; y del 0,7% fuera de la ciudad China origen del contagio. El Covid-19, por tanto, está siendo menos letal que una gripe común. Y, comparado con otros coronavirus, mucho menos mortal. Del SARS, un coronavirus originado en 2002 también en China, se registraron 8.096 casos y 774 muertes; una tasa de mortalidad del 10%. El MERS, otro coronavirus, originado en Arabia Saudí en 2012, causó 2.494 contagios y 858 muertes; una tasa de mortalidad del 35%.

Tampoco se piensa, a nivel mundial, que el sarampión haya costado 140.000 vidas en 2019 o que dolencias infecciosas como el VIH, la tuberculosis, la hepatitis viral, la malaria, las enfermedades tropicales desatendidas y las infecciones de transmisión sexual matarán a unos 4 millones de personas en 2020.

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El efecto sobre el turismo

Aunque la crisis del coronavirus está afectando en lo psicológico, lo emocional y lo económico a casi todo el mundo –no hay más que ver la caía de las Bolsas, el cierre de empresas y el aumento del paro– el impacto sobre el sector turístico es tremendo, especialmente en España, segundo destino turístico mundial, y donde el sector turístico supone cerca del 13 por ciento del PIB y del empleo.

La Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) calcula que los ingresos del transporte aéreo mundial se reducirán un 5% este año, lo que supone 27.000 millones de euros menos, mientras que la OPEP ha rebajado la demanda mundial de petróleo un 19%, a 100,73 millones de barriles diarios. La entrada del negocio del turismo en una gran crisis por el pánico mundial al coronavirus se aprecia también en las quiebras –la aerolínea británica Flybe y el turoperador español Trapsatur, son dos ejemplos–, y los desplomes bursátiles que desde hace días afectan a todas las grandes aerolíneas, operadores y hoteleras, como las americanas, europeas y asiáticas.

IAG, la matriz de Iberia, Vueling y British Airways han sido unas de ellas, igual que Ryanair, Easyjet, Air France-KLM o Lufthansa, de la misma manera que Meliá, NH, Amadeus, Edreams, Despegar o Tui, afectando también con grandes hundimientos bursátiles a Booking, Expedia, Delta, United, Continental, Hilton, Wyndham o Marriott.

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La OMT, en colaboración con Oxford Economics, ha realizado un cálculo preliminar que estima que la crisis del coronavirus costará unos 45.000 millones de euros al sector. Gloria Guevara, presidenta del Consejo Mundial de Viajes y Turismo, ha sido crítica con las aerolíneas que han cancelado sus vuelos a China y otros países, pues cree que lo hicieron no tanto por el propio virus, sino por la falta de demanda.

La Organización Mundial de Turismo (OMT) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) a través de un comunicado conjunto le han pedido al sector turístico y a las autoridades políticas que su respuesta al brote del coronavirus sea “medida, coherente y proporcionada” a la amenaza que supone para la salud pública. “Cerrar fronteras, prohibir los viajes en general y políticas gubernamentales más extremas no detendrá la propagación del coronavirus”. Guevara, ha pedido a los gobiernos y a las autoridades de todo el mundo que no reaccionen exageradamente con medidas desproporcionadas en un intento de controlar el Covid-19. “La experiencia pasada, demuestra que tomar medidas tan extremas ha sido ineficaz en el mejor de los casos. Instamos a los gobiernos a que exploren medidas basadas en hechos que no afecten a la gran mayoría de las personas y empresas para las que los viajes son esenciales”.

Salud, terrorismo y accidentes

El caso de las alertas sanitarias es similar al miedo que producen los actos de terrorismo o los accidentes de avión, por ejemplo, y las consecuencias que tienen sobre el turismo son igualmente dramáticas. Los atentados terroristas que tuvieron lugar en los últimos años en Túnez, Egipto y Turquía y las decenas de muertos que causaron, arruinaron el sector turístico en esos países y les está costando mucho remontar en los dos últimos años. En España sabemos mucho de terrorismo, los más de 800 muertos de ETA o los 200 del primer atentado islamista en Europa, nos lo recuerdan constantemente. Sin embargo, España sigue siendo el tercer destino turístico mundial en visitantes y el segundo en ingresos.

Grandes ciudades turísticas como Nueva York, Londres, Madrid, Moscú y París han sufrido ataques terroristas de distinto tipo. Sin embargo, Nueva York ha recibido a final de 2019, 13,6 millones de turistas, Londres y París superaron los 19 millones de turistas, Moscú y Madrid, a cierta distancia, están también entre los destinos turísticos más populares.

Enfermedad, terrorismo, accidentes son peligros inherentes al hecho de viajar. Cuando hay un accidente de aviación, los turistas se echan a temblar. Cada día hay como promedio 120.000 vuelos (el 29 de junio de 2018 se alcanzó el récord de 200.000 vuelos en un solo día) y cada año 4.380 millones de pasajeros utilizan un avión, pero nos sigue causando respeto hacerlo, no vaya a ser que... Según la OMT (Organización Mundial de Turismo) en 2019 se consiguió la cifra récord de 1.400 millones de turistas internacionales que cruzaron alguna frontera en sus viajes de placer. Y el ritmo de crecimiento no hay quien lo pare.

Medidas de apoyo urgentes

En España el Partido Popular ha registrado en el Congreso una proposición no de ley en la que insta al Gobierno a apoyar al sector turístico ante la «alarma generada por el coronavirus» y le pide, por ejemplo, retirar su propuesta para crear un impuesto especial que grave el uso del transporte aéreo. En la iniciativa se reclama al Ejecutivo «reforzar las políticas de Estado» en favor del turismo y las acciones promocionales y de comunicación tanto en el mercado nacional como internacional, «con mensajes de tranquilidad y seguridad» que amortigüen efectos como los provocados en Barcelona tras la suspensión del Mobile. Se trata, según el PP, de «impulsar la percepción de España como destino de máximo nivel de calidad, seguridad, profesionalidad y con un sistema sanitario público y privado preparado para afrontar cualquier situación crítica».

Por su parte, la Secretaria de Estado de Turismo Isabel Oliver, reconoce en una entrevista a Efe, que el coronavirus va a tener "un impacto directo sobre el turismo y sobre la economía de toda España. Estamos preparando una serie de medidas entre todos los ministerios para intentar paliar en la medida de lo posible efectos de esta situación. Pueden ser de varios tipos. Próximamente se va a tener conocimiento de ello". Este paquete está siendo elaborado entre varios ministerios, como Economía, Trabajo, Exteriores y Comercio e Industria, porque "afecta a todos los sectores". Esperemos que se conozcan y se pongan en práctica pronto.

El lado positivo es que el mercado turístico es "muy ágil y flexible", por lo que una vez que se despeje la incertidumbre que rodea ahora al coronavirus, la recuperación podría ser rápida. En este sentido, la Secretaria de Estado de Turismo pidió al sector "flexibilidad" y la promoción de facilidades para fomentar una reactivación de las reservas. España cuenta además con la ventaja de tener una Sanidad sólida, algo que aporta "confianza y tranquilidad", recalcó Oliver. "España tiene la fortaleza de ser un país seguro en todos los sentidos y destaca por un sistema sanitario serio, riguroso y que está llevando esta situación de forma profesional", afirmó.

Razones para el optimismo

Parece que el tiempo actúa a favor del control de la epidemia, ya que el calor dificulta la transmisión de los virus. Curiosamente, aspectos que definen al turismo español, como vacaciones, sol, buenas temperaturas... pueden ser el mejor remedio para uno de los males que más están afectando al propio turismo. En estos días están circulando las noticias positivas relacionadas con la enfermedad que el catedrático en Microbiología de la Universidad de Navarra, Ignacio López-Goñi, ofrece ante la "pandemia de miedo", en su artículo "Diez buenas noticias sobre el coronavirus" publicado en The Conversation. En síntesis son:

- Sabemos quién es. El catedrático de Microbiología recuerda que se necesitaron dos largos años en identificar el virus que causaba el sida. En el caso de la COVID-19, se detectó en apenas unos días (los primeros casos fueron el 31 de diciembre y fue identificado el 7 de enero) y el genoma estuvo listo en 10 días.

- Sabemos cómo detectarlo. El test para detectarlo, que ha sido mejorado, está disponible desde el 13 de enero.

- En China la situación está mejorando. Desde hace ya varias semanas, el número de casos diagnosticados disminuye cada día.

- El 80 % de los casos son leves. La enfermedad no causa síntomas o son leves en un 81 % de los casos. En el 14 % puede causar neumonía grave y en un 5 % puede llegar a ser crítica o incluso mortal.

- La gente se cura. Los únicos datos que a veces se muestran en los medios de comunicación son el aumento del número de casos confirmados y el número de fallecimientos, pero la mayoría de la gente infectada se cura. Hay 13 veces más pacientes curados que fallecidos, y la proporción va en aumento.

- No afecta (casi) a los menores de edad. Solo el 3 % de los casos ocurre en menores de 20 años, y la mortalidad en menores de 40 años es solo del 0,2 %.

- El virus se inactiva fácilmente. El virus puede ser inactivado de las superficies de forma eficaz con una solución de etanol (alcohol al 62-71 %), peróxido de hidrógeno (agua oxigenada al 0,5 %) o hipoclorito sódico (lejía al 0,1 %), en solo un minuto.

- Ya hay más de 150 artículos científicos. Ya se pueden consultar 164 artículos en PubMed sobre COVID19 o SARSCov2, elaborados por cerca de 700 autores repartidos por todo el plantea. En 2003, cuando ocurrió lo del SARS, se tardó más de un año en obtener menos de la mitad de artículos.

- Ya hay prototipos de vacunas. De momento, no hay vacuna, pero ya hay más de ocho proyectos contra el nuevo coronavirus. Lo que puede alargar su desarrollo son todas las pruebas necesarias de toxicidad, efectos secundarios, seguridad, inmunogenicidad y eficacia en la protección. Algunos de los prototipos disponibles pronto se ensayarán en humanos.

- Hay más de 80 ensayos clínicos con antivirales en curso. Las vacunas son preventivas. Más importante aún son los posibles tratamientos de las personas que ya están enfermas. Ya hay más de 80 ensayos clínicos para analizar tratamientos contra el coronavirus.

Hay buenos motivos para el optimismo dentro de la gravedad. La información exagerada, el miedo irracional, las medidas extremas y la psicosis colectivas pueden ser peor que la propia enfermedad. Por supuesto, para el turismo, pero también para toda la sociedad. Porque si los que amamos viajar, y estamos convencidos de que “el turismo sea el mejor vehículo para la paz” como dijo Juan Pablo II, nos amedrentamos, cambiamos los planes de viaje o nos quedamos en casa, de alguna forma estamos siendo cómplices del objetivo de los terroristas o de los virus malignos. Uno de sus grandes presidentes y padre de la Constitución estadounidense, Benjamín Franklin dijo: “Cualquier sociedad que renuncie a un poco de libertad para ganar un poco de seguridad no merece ninguna de las dos cosas”.

* Enrique Sancho es periodista especializado en turismo. Recientemente ha sido elegido como uno de los 10 periodistas turísticos más relevantes del mundo en 2019 por la Organización Mundial de Periodismo Turístico. Es Director General de OPEN COMUNICACIÓN y de FEPET (Federación Española de Periodistas y Escritores de Turismo).

 


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